lunes, 24 de noviembre de 2014

Editorial

                                 
                                      Los enfrentamientos a lo largo de la historia


En lo que es la historia de la humanidad, las diferentes guerras que han sucedido en el mundo han marcado un antes y un después, incluso al día de hoy aun dejan mucha tela para cortar.

Más allá del enfrentamiento típico que cuenta con escuadrones de ataque, heridos u caídos en el campo de batalla, siempre ha habido un entramado político que engloba cualquier conflicto.

La Guerra Fría como la Guerra de Vietnam dividieron al mundo entre el capitalismo y el socialismo, representando un debate entre Estados Unidos contra China y Rusia, que tiene alcance hasta el día de hoy.

Estos son los principales exponentes de cada ideología, más allá de esto siempre ha habido aliados como Cuba que se ha mostrado como opositor a los Estados Unidos.

La avaricia de poder y la locura que este ha generado a los principales mandatarios mundiales también ha sido un factor preponderante que marca a los enfrentamientos a lo largo del tiempo.

Las dos  Primeras Guerras Mundiales como la Guerra de Malvinas o la de Vietnam  son el claro reflejo de la deshumanización para quienes combatieron en ellas y el hambre de poder mal entendido por parte de los gobernantes. Estos en vez de pregonar por la paz y el diálogo prefirieron elegir el camino de la guerra como método para resolver los conflictos, lo que significó el derrame injustificable de sangre y la perdida de millones de vidas sin sentido alguno.

Sin embargo las revoluciones populares también han representado duras contiendas entre la gente común contra un gobierno dictatorial o absolutista. Es claro que cuando un pueblo exige y pide respuestas por parte de quienes los dirigen, las encuentra por medio de las palabras o de las movilizaciones urbanas que por lo general derivan en hechos de violencia.

La Revolución Cubana y la Revolución Francesa son dos ejemplos de que el poder de los dirigentes políticos cesa cuando el pueblo no está conforme con sus disposiciones políticas o su forma de gobierno. Tanto Fulgencio Batista como Luis XVI abusaron de su poder como cabezas de estado de sus respectivos países estableciendo un gobierno personalista y autoritario donde las desigualdades sociales fueron notorias al igual que el enriquecimiento del sector dominante en perjuicio del resto de las clases sociales que se empobrecían de forma uniforme.

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